Reconozco la fuerza del YO verdadero. Me proclamo como hijo de Cain y del padre Lucifer enviado por el Dios Incognosible, tú yo es el espíritu increado y eterno de lo incognosible. El espíritu es el único que te escuchara y salvara de esta prisión, donde él se encuentra preso y encadenado al cuerpo y el alma, las trampas, las tentaciones y distracciones creadas por el creador, por la materia. Somos fuego inmortal, espíritu increado y eterno. Esclavos de un experimento, como ratas de laboratorio a la merced de un demente y maldito pervertido, así que maldigo a Yahveh, Jehová Satanás y en todos y cada uno de tus nombres y cultos te maldigo y te repudio en nombre de Lucifer y el espíritu. Como conocedor de mi condición, de mi verdad, debo actuar, debo escapar de la prisión y unirme al fuego de mi espíritu y liberarle, pues esta es la única misión que un hombre tiene en la vida, toda las demás obras son inútiles y sin sentido. No hay redención ni arrepentiemto, no hay amor ni tolerancia, solo hay odio y agresividad, lucha, honor y voluntad. No hay vuelta atrás, ni compasión por los débiles y aquellos que ponen la otra mejilla o aman al prójimo. No hay respeto ni indulgencia por aquellos que siguen las leyes y los mandamientos. Enemigos son y serán siempre todos y cada uno de los descendientes de Abel. Verdaderos seamos solo nosotros los que caminamos en el sendero de la mano izquierda, descendientes de Cain y nuestro padre y guía Lucifer hacia el despertar del espíritu y el reconocimiento del Dios Icognosible, de la no materia y la fuerza original. No somos la imagen ni la semejanza de un creador, somos los prisioneros de su gran campo de concentración. Muerte a todos aquellos insensatos y seguidores del demiurgio. Lucifer es el eterno adversario, el adversario a la obra y la creación de un falso dios. Seremos nosotros entonces guerreros de esta causa, destructores del alma y del cuerpo, dejando libre al espíritu eterno e inmortal.
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